Tras la convocatoria de elecciones autonómicas por parte del presidente del Gobierno del Principado, Francisco Álvarez-Cascos, tristemente se constata un fracaso personal y la inexistencia de un proyecto definido y sólido para Asturias.
Los meses del gobierno presidido por Álvarez-Cascos se han caracterizado por la carencia total de acciones y de proyectos para Asturias, por la falta de reformismo político, por la ausencia de medidas económicas, por el victimismo, por el enfrentamiento, por la irresponsabilidad y por la prepotencia de un dirigente al que solamente le mueve el rencor, el revanchismo y el enfrentamiento contra el PP y Mariano Rajoy y no el futuro de Asturias. Sirvan dos ejemplos de esta paralizante obsesión antiPP que caracteriza a Álvarez Cascos:
1. Rechazó gobernar en coalición con el PP en Asturias. Prefirió la inestabilidad del gobierno minoritario, antes que la fortaleza de un gobierno de centro derecha con veintiséis escaños detrás.
2. Decidió que Foro se presentase a las elecciones generales con el único fin de dañar al Partido Popular y a Mariano Rajoy, llegando a tener candidatura en la circunscripción de Madrid y tratar de evitar el cambio que España necesitaba.
Los asturianos merecemos un partido serio y con capacidad política y de entendimiento en el gobierno. Tenemos derecho a que nuestra región transite por la senda de la normalidad, de la reforma, del cambio sólido. Asturias requiere que las políticas del Partido Popular sean puestas en marcha como medicina que nos haga recobrar el pulso y salir del marasmo creado por doce años de socialismo y siete meses de casquismo. Asturias no puede volver a permitirse experimentos fallidos. Asturias debe votar por el cambio.
El Partido Popular gobierna en la gran mayoría de las Comunidades Autónomas y en el Gobierno de la Nación. Asturias debe sumarse a esa gran mayoría por la recuperación económica. 90.500 parados asturianos no se merecen más gobiernos incapaces.