La ciudad residencial de
Perlora era un centro de actividad económica y de vitalidad para Carreño. Lo
era pero desde hace años ya no lo es. Los socialistas la cerraron y diez años
después no han puesto una sola idea sobre la mesa. Por lo tanto, y en
coherencia con el reclamo constante formulado por el PP en la Junta General del
Principado, desde Carreño reiteramos que es el Gobierno regional el que, en
tanto que propietario del complejo, debe plantear soluciones.
Dicho lo anterior, pasamos a
enunciar aspectos que consideramos esenciales en relación con el futuro de la
ciudad residencial:
La
cuestión más problemática que se plantea es qué hacer con las edificaciones
existentes. En este punto creemos que hay que distinguir:
Los chalés: fueron construidos
para ser habitados, por lo que creemos que lógicamente debe procurarse
conseguir ese fin. En los tiempos en los que estamos no nos parece realista
pensar que el Principado se va a convertir nuevamente en un gestor hotelero o
residencial, experiencia que además en el caso de la administración regional
socialista, resultó fatalmente ruinosa. Es por ello que, a nuestro juicio, hay que ofrecer esa opción a
la sociedad, convocando un concurso para adjudicar la gestión de esos inmuebles
a empresas o personas interesadas en rehabilitarlos por completo y alquilarlos.
Se trata de generar actividad económica, de que haya personas que vivan en esos
inmuebles y los cuiden, y al mismo tiempo,
conservar la titularidad de las viviendas que en último término
seguirían siendo del Principado.
Resto de edificaciones: hay que
analizar su funcionalidad, una a una. En
algún caso se podría actuar como en el supuesto de los chalés, sobre todo
aquellas que puedan destinarse a actividades económicas, y respecto de las
demás, y dado que son propiedad pública, el Principado debe dotarlas de algún
uso acorde con ese carácter público. En el caso concreto de la antigua Iglesia,
habría que preguntar a la archidiócesis de Oviedo si tiene interés en su
rehabilitación y recuperación del culto,
y si existiera ese interés, la Iglesia podría contribuir también a la
recuperación del edificio.
Viales: planteamos que, naturalmente sigan
siendo de libre acceso. El hecho de que haya particulares viviendo en los
chalés en régimen de alquiler, no
convertiría la ciudad residencial en una urbanización privada
Espacios verdes: planteamos que el Principado
mejore con un cuidado continuo, durante todo el año, los amplios espacios
verdes comunes existentes, de tal modo que sean acondicionados como merenderos
y zonas de esparcimiento, ajardinadas y correctamente conservadas por
dicha Administración.
Zonas
deportivas: planteamos que el Principado ceda su gestión al Ayuntamiento con la
firma de un convenio que garantice la financiación de dicho servicio por parte
de la Administración autonómica.
En
definitiva, creemos que la antigua ciudad residencial necesita soluciones
realistas que combinen la
necesaria responsabilidad de la Administración en la gestión de sus
propiedades con la iniciativa privada. Una zona residencial con espacios
abiertos a todo el mundo, que fomente las zonas verdes y los servicios
relacionados con las playas del entorno, y todo ello con el objetivo de que lo
que hoy es sinónimo de abandono, sea
mañana ejemplo de dinamismo y vitalidad.
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