miércoles, 24 de agosto de 2016

El párroco y la alcaldesa. Relato del bochornoso espectáculo acaecido en la misa de la fiesta de Piedeloro

El pasado domingo se celebró la fiesta de Piedeloro, parroquia de Carreño, y hubo misa a las 12 de la mañana. Asistí y como otros años, mi idea era sentarme o permanecer de pie como cualquier otro feligrés. Sin embargo,  en esta oportunidad el párroco de Candás y Piedeloro , José Manuel García, nos pidió a los concejales y a otras personas que nos sentáramos en unos bancos ubicados en el altar. No me gusta ese protagonismo pero lo hice por respeto al párroco que así lo dispuso.

La señora alcaldesa, Amelia Fernández, llegó tarde, cuando habían pasado entre cinco y diez minutos desde el inicio de la misa. Pues bien, en el momento en el que la acaldesa apareció, D. José Manuel paró la celebración que presidía otro sacerdote,  hasta que la alcaldesa alcanzó el altar. Se dieron dos besos, ella se fue al banco que le correspondía y la misa siguió.

Sinceramente creo que parar una misa para acomodar a una alcaldesa que llega tarde es una vergüenza. Qué falta de respeto a los creyentes. Qué falta de pudor. No es necesario arrastrarse así ante el poder político. ¿A qué tiene miedo el párroco de Candás?. ¿A que la alcaldesa lo declare persona non grata como hicieron ella y todos los del PSOE con el arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz Montes?.

Sé que esto probablemente me va a generar enemistades pero llega un punto en el que uno no puede callar más. No es necesario provocar situaciones de este tipo que, al menos a mí me producen bochorno. Si cada cual ocupara su lugar con dignidad, sería mejor para todos.

Fdo.: José Ramón Fernández Gutiérrez